30 de septiembre de 2008

NUESTRO HOGAR CÓSMICO (*)




















IMAGEN DE NUESTRA G
ALAXIA, "LA VÍA LÁCTEA"
























FOTOGRAFÍA SATELITAL DEL PLANETA "TIERRA" (*)




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“No te he dado ni rostro, ni lugar alguno que sea propiamente tuyo, ni tampoco ningún don que te sea particular, ¡oh Adán!, con el fin de que tu rostro, tu lugar y tus dones seas tú quien los desee, los conquiste y de este modo los poseas por ti mismo. La Naturaleza encierra a otras especies dentro de unas leyes por mí establecidas. Pero tú, a quien nada limita, por tu propio arbitrio, entre cuyas manos yo te he entregado, te defines a ti mismo. Te coloqué en medio del mundo para que pudieras contemplar mejor lo que el mundo contiene. No te he hecho ni celeste ni terrestre, ni mortal ni inmortal, a fin de que tú mismo, libremente, a la manera de un buen pintor o un hábil escultor, remates tu propia forma. Podrás, como libre y soberano artífice de ti mismo, degenerar hacia las formas inferiores, que son los brutos; o ascender hacia las cosas superiores, que son divinas".
"Oratio de hominis dignitate". Giovanni Pico della Mirandola (1463 - 1494).
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Aproximaciones a una definición de "Ser humano"

- Ente bio-psico-socio-espiritual.
Habita la Tierra ubicado entre dos dimensiones de la realidad: la biológica, de cuya evolución es producto y por la cual está determinado, y la cultural, que es obra de sí mismo.
Capaz de desarrollar un grado de creatividad superlativo.
Autor de maravillas en las artes, las ciencias y la tecnología.
Creador de los símbolos y los valores, tales como -entre estos últimos- los de Verdad; Bien; Espiritualidad; Ética; Justicia, Belleza, Estética, Altruismo, Solidaridad, Compasión, etc.
Proclive a ejercer y enaltecer la amistad y la solidadaridad con el prójimo y a la realización de actos de nobleza como la abnegación y el altruismo hasta el extremo de sacrificar su propia vida por salvar la de un semejante.

- Evolutivamente, el animal más desarrollado en las funciones cerebrales.
Extremadamente dañino y cruel.
Mata por deporte y diversión o para vivir del producto de sus crímenes.
Autor de genocidios horrendos.
Capaz de cometer las más atroces y abyectas aberraciones en contra de las demás especies y, aún más, de su prójimo; como el asesinato a sueldo, el robo y la corrupción sistemática; el tráfico de esclavos y mujeres; el secuestro; la tortura; el abuso de los menores y los débiles; el exterminio metódico de quienes considera sus enemigos...
Destructor implacable de innumerables especies de animales inferiores y vegetales.
El mayor, el más despiadado y el más eficiente depredador que haya existido sobre la superficie del planeta.

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(*) Este es nuestro diminuto hogar, se llama "Tierra", metafóricamente podemos pensar que está ubicado en una también pequeña localidad cuyo nombre es "Sistema Solar", ubicada en la periferia de una gran ciudad denominada "Vía Láctea", bastante grande pero sólo una más entre innumerables otras -algunas mucho mayores-. Con otras cercanas o vecinas, genéricamente llamadas galaxias, constituidas en cúmulos, conforman países que integran un mundo infinitamente más grande llamado "Universo", cuyos límites se desconocen. Nuestra morada esférica parece muy insignificante, pero es bellísima; increíblemente más hermosa que sus vecinas deshabitadas, aunque la mayoría de estas son de dimensiones mucho mayores. Esto es por la policromía que la distingue del resto. En ella predominan el azul de los océanos y los mares, el verde de las selvas, bosques y praderas, el marrón de las montañas y desiertos y el blanco de las nubes cargadas del agua fertilizante de la tierra productiva. La joya más preciosa del tesoro planetario.
Es la única que tenemos...

Y corre un grave peligro: convertirse también en inhabitable, al menos para la especie humana y una inmensa mayoría de las demás.





Ocurre que, desde hace ya muchos -demasiados- años, parece que sus habitantes más inteligentes, es decir nosotros, los seres humanos, hemos perdido el rumbo y la razón -o, peor aún, simplemente está en nuestra esencia natural, como en la del escorpión de la fábula el picar a la rana que lo transporta a través del río- y lo estamos destruyendo, a una velocidad cada vez mayor. Que somos los más inteligentes, no hay duda alguna; pero tampoco la hay de que somos los únicos que, en virtud de aquel libre albedrío, hemos decidido asumirnos como totalmente irresponsables ante la Naturaleza, escapando de las regulaciones de nuestros ecosistemas y diferenciándonos así de nuestros hermanos menores, los demás animales. Porque que quede claro: ninguno de ellos destruye su propio "habitat" ni, mucho menos, se ocupa de multiplicarse descontroladamente -algo así como la enfermedad llamada cáncer- y, a la vez, de hacer desaparecer especies enteras de otros animales y de los otros seres vivos con quienes compartimos este hogar: las plantas.

Considero que cinco factores concurren a agravar cada vez más esta situación:
  • La sobrepoblación humana
  • La subsecuente y progresiva depredación del planeta, generadora de una creciente escasez de alimentos y recursos no renovables.
  • La monstruosa inequidad en la distribución de los bienes disponibles -con su secuela de hambre, desnutrición infantil, miseria y enfermedad, extremadamente injusta y, por ello, generadora de profundos odios y resentimientos.
  • La anomia creciente en la sociedad humana, con la consiguiente degradación de las normas morales y los principios éticos.
  • El incremento de la violencia intraespecífica justificada bajo diferentes argumentaciones: ideologistas, xenófobas, racistas, religiosas y demás expresiones fanáticas o extremistas de diversos signos y, paralelamente, el aumento incesante de la marginalidad, el crimen y todas las formas de la delincuencia.
Ellos se suceden, combinan, realimentan y potencian mutuamente, en una pavorosa escalada encaminada hacia un apocalíptico final para la especie humana. ¿El fin de los tiempos para el Hombre, que habrá sido en definitiva un producto fallido de la evolución biológica porque terminó autoaniquilándose?




Ahora reflexionemos, ¿por qué está ocurriendo esto?
A mi parecer, a título de hipótesis y reiterando que, a menos que sea una tendencia suicida -o tanática al decir de Freud- natural de la especie y como tal inscripta en sus genes y, por el contrario, considerando que se trate de una actitud cultural transmitida a través de sucesivas generaciones, desde los albores de la cultura el ser humano se ha convencido de ser el amo y señor de todo lo existente. Y no sólo eso, sino que puede arrasar con toda la naturaleza que lo rodea y ponerla a su servicio para su bienestar económico o, peor aún, simplemente por diversión o esparcimiento deportivo o estético.La historia de todas las religiones conocidas atestigua el hecho de que siempre el Hombre se ha considerado un hijo de los dioses y, por lo tanto, con derecho divino para proceder a su antojo en su relación con el medio ambiente. Y así lo ha hecho desde tiempos inmemoriales y lo sigue haciendo... Acaso como un niño rico, consentido y malcriado, que está convencido de tenerlo todo permitido por su Padre Celestial.
¿Sabremos tomar verdadera conciencia de toda esta pavorosa realidad actual y el ominoso panorama que emerge ya en un horizonte no muy lejano? ¿Podremos reaccionar constructiva y reparatoriamente -si es que no es ya demasiado tarde- abandonando esa suerte de eterna adolescencia y asumiendo finalmente una actitud madura propia de una adultez a la que, después de tantos milenios de evolución cultural, hace mucho tiempo ya que deberíamos haber accedido como especie que se ha llamado a sí misma y orgullosamente "Homo Sapiens"? ¿O nos seguiremos aproximando cada vez más velozmente al abismo en un comportamiento similar, como suele decirse metafóricamente, a seguir bailando en la cubierta del "Titanic" sólo que esta vez sabiendo que vamos a chocar con el témpano porque ya está a la vista?
En el peor de los casos, simplemente quiero agregar una consideración final, a título de ensayo predictivo personal:


Los dinosaurios poblaron el planeta durante aproximadamente doscientos millones de años; y desaparecieron por alguna razón aún desconocida, a pesar de varias hipótesis al respecto, hace entre 60 y 80 millones.El ser humano, a partir de su origen en los homínidos de hace 5 millones de años, está en la Tierra desde hace aproximadamente 1 millón, atravesando sucesivas etapas evolutivas que lo llevaron a su acceso a la categoría de "Homo Sapiens" hace sólo 40 mil años aproximadamente. Y la cultura histórica data de no más de 10 mil años.Si seguimos en la dirección que vamos, y a pesar de todos sus esfuerzos, muy probablemente el Hombre no logre destruir el planeta. Pero sí lo va a terminar de devastar logrando así destruirse a sí mismo como especie, al igual que lo está haciendo con tantísimas otras, y va a desaparecer como en su momento los dinosaurios, con la diferencia de que lo habrá hecho por su propia mano y que habrá durado una inmensidad de tiempo menos que aquellos gigantescos reptiles. Si este proceso se da en un tiempo prolongado puede ocurrir otro fenómeno alternativo, no menos ominoso y sombrío. Y es que la humanidad involucione -como paso previo a su desaparición tal como es- dando lugar a mutaciones genéticas degradadas, en un último esfuerzo conservacionista de la Naturaleza en procura de generar nuevas adaptaciones a un medio ambiente crecientemente hostil. Pero, en este último caso, seguramente habrá de descender de la categoría de "Homo Sapiens" para derivar, en una decadencia regresiva, hacia formas biológicas inferiores. La Tierra, en su cotidiano girar alrededor del Sol, tiene aproximadamente la edad de nuestra mediana estrella -o sea 5.000 millones de años, y se calcula que ésta habrá de seguir brillando por otro lapso similar- lo que implica que ese es el tiempo cósmico que nuestro planeta tiene por delante en su movimiento inmutable para nuestros parámetros, alrededor del astro. Ese tiempo es más que suficiente para que este pequeño, pero maravilloso grano de arena en el universo logre regenerar y reconstituir su medio ambiente y sus ecosistemas, y tal vez hasta como para dar lugar a la aparición de otra especie de seres superiores -¿tal vez en unos 60, 80 o 100 millones de años?-, acaso más evolucionada y no autodestructiva, que hallará muchísimas huellas arqueológicas de la humanidad que les hará preguntarse: ¿por qué habrán desaparecido después de haber creado una cultura que produjo tantos portentos...?







Videos agregados para consultar sobre el tema: http://video.google.com/videoplay?docid=-5645724531418649230&hl=es


Notas periodísticas científicas, de interés sobre el tema: http://www.lanacion.com.ar/1106553





(*) Esta es una publicación personal, realizada en mi condición de psicólogo y, a la vez, socio de GREENPEACE ARGENTINA.





Buenos Aires, septiembre de 2008. Reeditado y ampliado, marzo de 2009







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